Carlos David Illescas está diagnosticado de Síndrome de Asperger. Le esperamos en el Foro para entrevistarle sobre su experiencia en relacion a la educación.

Homenaje a la Minería. (De la autoría de Carlos Illescas)

En la actualidad, la enseñanza y la educación no constituyen un derecho, sino una obligación. Los planes de estudios en occidente, y en concreto en España están equivocados. Se intimida a la gente con suspender si no llegan a un determinado nivel de conocimientos. La finalidad es hacer a la gente sumisa, con una escasa creatividad y visión poco crítica del mundo. La educación y la enseñanza, más que un derecho, se han convertido desde siempre en una obligación y un deber que intimida o atemoriza a la comunidad estudiantil. En la mayoría de los casos lo único que logra es amargar, entristecer y enfadar a la gente, incluyendo a los padres de los alumnos.

Hay que tratar de ir concienciando a la sociedad de las posibilidades que tiene la mayoría de la gente a la hora de aportar algo interesante a este mundo. La finalidad de la vida es la misma vida y el ser feliz. Para ello, las personas han de estar contentas con sus estudios o con su trabajo y sentirse realizadas. Eso es lo ideal y lo que hay que perseguir.

Por desgracia, la gran parte de la población, esto aún no lo comprende o no lo ve así. Otros muchos no quieren o tienen miedo de revelarse ante lo establecido. Lo que si entienden muchos, es que como uno no sirva para un determinado trabajo o unos estudios concretos, mal asunto. Para poder desempeñar uno bien su función, ha de estar mínimamente a gusto con la labor que realiza. En esta sociedad, la mayoría de la gente no se siente para nada satisfecha con su trabajo o con lo que han estudiado.

Aunque han sufrido una cierta transformación, los planes de estudios están diseñados para obligar a los alumnos a estudiar, en muchos de los casos materias áridas, sin una clara utilidad de cara a la vida diaria. Esto es así incluso en la propia Universidad. Asimismo, carecen, por lo general, de contenidos que contribuyan a crear una sociedad con espíritu crítico. Tampoco se favorecen las habilidades creativas; y, por supuesto, falta desarrollar los valores humanos, como la solidaridad, el compañerismo o la ética. En muchos casos incluso se trata de contenidos obsoletos y sin ninguna proyección real. No existe apenas una voluntad de cambio, que lleven a la creación de unos planes de estudios basados en un aprendizaje mucho más racional, que contribuya a hacer una sociedad mejor; sino más bien todo lo contrario, crear un ambiente muy competitivo, insolidario e individualista entre los alumnos y el conjunto de la sociedad. Como consecuencia de ello, nos encontramos con personas que se han esforzado y estudiado mucho y que luego no encuentran trabajo o no tienen una ocupación acorde con el nivel de estudios que han realizado. Se trata, por tanto, de personas frustradas. Y, por otra parte, vemos que hay un amplio sector de la población que se siente fracasada por no haber podido superar los estudios; generalmente, por falta de comprensión de las materias que se imparten; o bien por no haber podido responder a las excesivas exigencias por parte del profesorado.

Ante esta situación de sometimiento, en el que además se atemoriza a los alumnos con suspender y no encontrar un puesto de trabajo en caso de no superar los estudios, hay que revelarse y mostrar nuestro hartazgo. Si queremos una sociedad mejor, donde primen otros valores de carácter más humano, de respeto al medio ambiente, basados en la solidaridad y el respeto, se requiere un cambio inminente. Si tenemos en cuenta la actual situación de guerra económica de carácter indefinido, y que no podemos calificar de crisis económica bajo ningún concepto, la situación se agrava. La carencia de empleos o la enorme precariedad de muchos de ellos, donde suele estar además infravalorado el nivel de conocimientos y los salarios genera cabrero y frustración. ¿Y, entonces, tanto esfuerzo para qué?

El mercado laboral está sometido a los dictámenes de un capitalismo salvaje de carácter especulativo, donde los que poseen el dinero quieren, de alguna manera, que los trabajadores o los pequeños empresarios, trabajen por muy poco dinero o incluso gratis. Un buen ejemplo son las prácticas en empresas incluso sin remuneración alguna en muchos de los casos. Ya no se especula solo con la vivienda, sino con todo aquello que es necesario para poder vivir. La alimentación es otro ejemplo y la culpa vuelve a ser de los especuladores y los intermediarios. Cada vez son más las personas y las familias que tienen enormes dificultades y problemas para poder subsistir.

Estamos en un sistema económico basado en la especulación, donde la economía real tiene cada vez menos importancia. Actividades que siempre han tenido un papel considerable y de las que podían vivir muchas personas han ido desapareciendo. Éste puede ser el caso de la artesanía o de la producción manufacturera que existía en nuestro país. La deslocalización de estas actividades o incluso su desaparición se debe al capitalismo especulativo, motivado a su vez por el afán de lucro desmedido de los que suelen tener el dinero y los medios de producción.

Se produce allí donde la mano de obra es mucho más barata o bien se ha ido reemplazando todo aquello que suponía una ingente cantidad de mano de obra por maquinaria o la robotización. Incluso las cajas de los supermercados se han informatizado, eliminando puestos de trabajo. La mecanización debería haber estado al servicio de la sociedad, reduciendo horas de trabajo y contribuyendo a un mayor tiempo libre. Sin embargo, no ha sido así. Los que tienen la suerte o la desgracia de tener un empleo, suelen trabajar mucho más por mucho menos dinero. Y muchos de los que no tienen un puesto de trabajo, posiblemente jamás lo encuentren. Entonces ¿para qué tanto estudiar materias tan dificultosas de retener y que luego además se olvidan? El saber ocupa lugar y mucho. Ocupa espacio físico bien en las estanterías, bien en la mente humana, bien el disco duro de un ordenador que también vale dinero. Y supone además un considerable gasto del presupuesto familiar en libros o material didáctico. También ocupa mucho tiempo la memorización y el aprendizaje. Es necesario, por tanto, priorizar los contenidos. No debemos de olvidar que los estudios son solo una parte de la vida. Es importante aprender a cocinar, a comer de forma saludable y respetando en lo posible el medio ambiente, reduciendo, por ejemplo, el consumo de carne.

También es fundamental dedicar una hora diaria a realizar ejercicio físico como correr o nadar, a lo que hay que sumar el tiempo de desplazamiento hasta la piscina, el gimnasio, el parque o la pista de atletismo. Lo ideal es tratar de realizar deporte en compañía de otras personas, pues contribuye a socializar a las personas y mejora las relaciones interpersonales, con los demás compañeros o el entrenador. La actividad deportiva mejora el rendimiento escolar, favorece la retención de conocimientos y contribuye al desarrollo del cuerpo y el organismo.

La memorización por tanto, ocupa tiempo. Y muchos profesores creen que su asignatura es lo más importante en este mundo. Pero la realidad es demoledora. No hay lugar para retenerlo todo y sí hay lugar para el olvido. Los conocimientos meramente memorísticos no tienen ningún sentido. La curva logarítmica del olvido es una realidad. Los temarios meramente memorísticos se van olvidando gradualmente a las pocas horas de haberlos memorizado y a las pocas semanas o incluso días de haber realizado un examen ya no queda nada en la mente. Los planes de estudio deberían basarse en la compresión de conceptos en lugar de la memorización de contenidos que no se prestan a ningún tipo de razonamiento. Un concepto bien aprendido jamás se olvidará y tienen mucha más utilidad que los contenidos meramente memorísticos. Tampoco hay que eliminar por completo los contenidos memorísticos, pero sí reducirlos a su mínima expresión y valorar cuáles son los realmente útiles o necesarios para la vida.

Nadie debe ser excluido del sistema de enseñanza. Cada uno ha de ir descubriendo diariamente sus inquietudes e intereses. El profesorado debe ser consciente y ha de estar informado de lo que quiere o pretende cada alumno en su vida. Solo de esta manera es como se puede lograr satisfacer las necesidades individuales de cada estudiante. Es fundamental que cada uno se vaya formando acorde a sus posibilidades, necesidades e inquietudes.

Repetir un curso es algo que no conduce a nada. Lo único que genera es miedo, nerviosismo, acritud y enfado en los alumnos. Lo que hay que hacer es ir reconduciendo a cada uno en base a sus habilidades, destrezas y valías. No se trata en absoluto de que la gente no se prepare, sino de todo lo contrario. Todos queremos buenos profesionales, capaces de atender a nuestras necesidades. Pero para ello hay que procurar que la gente no esté sometida al miedo y al temor al fracaso. Hay que tratar de satisfacer la vocación de cada uno. Sin encontrar o desarrollar las aptitudes personales de los individuos, difícilmente habrá buenos profesionales.

Por otra parte, es fundamental, tal y como aconsejan los expertos, comenzar las clases a las 10 de la mañana y no antes. Durante el proceso del desarrollo de las personas, durante la infancia y la adolescencia es desaconsejable según los últimos estudios madrugar. Esto afecta negativamente al desarrollo del cerebro, especialmente durante la infancia y la adolescencia. Tampoco es conveniente que existan tantas horas de clase. Lo ideal sería unas tres o cuatro horas diarias. Cinco o seis horas es una auténtica barbaridad.  Lo único que se consigue con tantas horas de clase e impartiendo temarios tan extensos es agobiar al alumnado y generarles ansiedad. Yo mismo he podido comprobar el abusivo, excesivo y completamente desmesurado nivel de exigencia en los estudios obligatorios; superiores en exigencia a los de la propia Universidad en muchos casos y sin ningún interés de cara a trabajar o de cara a la propia vida. No nos engañemos. Todas las horas de clase no son para dar apuntes, sino que se han de proyectar películas o documentales. Muchas veces es más importante lo que se ve que lo que se lee y trata de memorizar o aprender sobre un papel. Tampoco se debe tratar de rellenar horas de clase por el hecho de ocuparlas en algo. Muchas veces es mejor desarrollar una actividad de carácter alternativo y creativo, como pueden ser las manualidades. Con la materialización de ideas se despierta la imaginación de las personas y se desarrollan otras áreas del cerebro.

Es importante, no obstante, tratar de lograr que los alumnos tengan una visión amplia del mundo que les rodea. Para ello debe haber unos conocimientos mínimos exigibles. En este sentido, cabe reseñar la enseñanza de nuestra propia lengua, en qué consiste y como debemos redactar y expresarnos. La gramática es, por tanto, un pilar importante, así como la conjugación de las formas verbales. No digamos la ortografía.

El aprendizaje de un segundo idioma es algo muy necesario. El inglés es el esperanto del mundo actual y muy importante para comunicarnos y compartir ideas en un mundo globalizado.

Las matemáticas son necesarias, pero más bien a nivel de operaciones elementales, así como de unas nociones sobre geometría a nivel de comprensión de distancias y áreas medibles. Lo mismo puede decirse de la necesidad de conocer los principios básicos de la estadística y de sus representaciones gráficas. Los demás conocimientos deben ser solo opcionales para aquellas personas que decidan realizar estudios específicos. De hecho en los planes de estudio se contempla esta cuestión, pero se exige casi siempre muy por encima de lo necesario. Es así como estamos contribuyendo a generar una sociedad repleta de individuos frustrados o fracasados.

El cuerpo humano se debe enseñar, pero generando curiosidad en el alumnado. En este sentido, la práctica de actividades deportivas es importante. Y debe ser un modo de autoconocimiento de carácter no impositivo, sino más bien una familiarización. Para lo demás siempre están los estudios especializados que cada uno quiera seguir.

Unos conocimientos básicos de economía y política económica en los planes de estudios obligatorios son fundamentales, ya que en el mundo en que vivimos la economía rige nuestras vidas. Esto debe incluir unas nociones de política económica.

El conocimiento de nuestro planeta: como pueden ser las principales áreas climáticas, de las características generales de las principales áreas geográficas y continentes de nuestra superficie terrestre y los océanos es algo importante. Debemos conocer y saber donde vivimos. La realización de algunas excursiones al año para conocer el entorno más cercano es importante. Y la proyección de documentales también lo es. La geografía descriptiva tanto de nuestro entorno más inmediato, como de nuestro planeta es importante, pero nunca se debe agobiar al alumnado. El conocimiento de nuestro medio ambiente y de nuestros recursos naturales debe ser algo prioritario para que la gente pueda contribuir a su conservación y a su utilización racional.

Una de las mayores estafas que ha traído consigo la actual guerra económica ha sido la creación de falsas expectativas en la gente. Tal vez lo más triste de todo haya sido hacer creer a la gente que el sector medioambiental tendría un gran futuro y ha sido un auténtico engaño, a pesar de estar socavando nuestro actual sistema económico las bases que sustentan la vida en nuestro planeta.

Otra cuestión ha sido el referente a la creación digital. Se ha señalado frecuentemente que el diseño gráfico publicitario o el aplicado a la geografía y al medio ambiente, a través del uso de las nuevas tecnologías, tendría siempre una salida nada despreciable de cara al mercado laboral. Algo totalmente falso. La artesanía digital, que es a lo que me dedico, ha sido tratada como cualquier otro sector productivo. Aunque está todo por hacer, y las innovaciones o creaciones de carácter científico artístico son prácticamente infinitas, nunca ha vuelto a haber dinero disponible para pagar la mano de obra y en muchos casos ni tan siquiera ha habido recursos económicos disponibles para imprimir las láminas. Y se trata algo que despierta un gran interés entre amplios sectores sociales, como la Universidad de Granada, determinadas Diputaciones Provinciales, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el Comité Olímpico Español, o la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Granada, etc. La crisis económica, o mejor llamada guerra económica, ha sido la excusa perfecta para justificar en casi todos los casos la ausencia. Lo mismo que en la ciencia o en la cultura, se está perdiendo la posibilidad de manera definitiva de llevar a cabo proyectos o de desarrollar ideas. Las personas no viviremos eternamente a la espera de que finalice esta situación de guerra económica. Consiguientemente, muchos se han tenido que marchar del país o se han dejado de realizar investigaciones o proyectos.

Hay que procurar que cada persona desarrolle sus habilidades y sus facetas creativas, dentro siempre de sus posibilidades. Cada uno hasta donde sea capaz de llegar, sin agobiar ni, por supuesto, asustar a nadie. No debemos discriminar a nadie porque no sean capaces de hacer una determinada cosa. Mucho menos debemos obligar a que la gente tenga que estudiar cosas que no encuentren útiles o necesarias para su vida, si piensan así después de haberles tratado de convencer de todo lo contrario. Y clase de actividades deportivas pasa exactamente lo mismo. No se puede obligar o forzar a que la gente practique un determinado deporte si no les gusta o no tienen habilidades. Siempre se trata de motivar y de ver las potencialidades de cada persona.

En conclusión, todo ha de estar enfocado desde un punto de vista de la utilidad de dichos contenidos. Y lo más importante, los estudios han de estar lo más adaptados posible a las necesidades de cada alumno, estableciendo para ello un modelo de enseñanza capaz de llegar a satisfacer las inquietudes y habilidades de cada persona. Solo así evitaremos la aparición de muchos sentimientos de frustración y fracaso, aspectos que ponen en peligro la paz social y la concordia entre los seres humanos. Aspecto este último que se ha acrecentado con la nefasta situación económica.

 

CARLOS                                
A Carlos Illescas, hijo 

Tu nombre evoca amistad,
dedicación, y lealtad;
amigo entre los amigos,
de profesión solo dar.

Como persona, no hay más,

en ofrecer y sentir,
por ser tan generoso,
por estar siempre ahí.

Amigo de tus amigos,

artista y compositor,
creador de bellas imágenes,
de momentos y de eventos. 

Como artista-narrador, 
cuentas cuentos con colores,
narras a través de mil fotos,
con bellas composiciones. 

El deporte es para ti
el objeto de tu arte,
no en vano es el símbolo,
del que trabaja y comparte.

Tu constancia es un ejemplo
para el artista creador,
para los que nos inspiramos,
buscando una solución.

Pues en el mundo del arte

cuando las musas se callan,
hay que frotar el pedernal
para que prenda la llama.

!No cambies, amigo Carlos,
sé siempre un chico cabal,
cultiva  algo tan apreciado
como es la buena amistad!

Por lo dicho anteriormente,   
me siento un privilegiado
por estar entre tus amigos,
soy así, afortunado. 

Antonio González Padilla