«Deseo manifestar mi adhesión al manifiesto firmado por Neus Carbonell e Iván Ruiz, directores del Foro Autismo.
Poco que añadir a lo que ellos plantean del modo más pertinente, apuntando a la dimensión más profundamente política de la cuestión. En efecto, para el psicoanálisis la libertad (y la consiguiente responsabilidad) de elección es fundamental: se trata de un principio democrático al que nos adherimos porque se deduce de la existencia misma, irreductible, del inconsciente -y en particular del deseo que lo habita, cuya huella descubrió Freud.
En este sentido, me parece destacable el reproche que se hace en el manifiesto que circuló por Change.org, en cuanto a la gran presencia, según dicen ellos dominante, de psicoanalistas en instituciones de salud mental.
No deja de resultar curioso, dado que siempre se ha reprochado a los psicoanalistas un desinterés por todo aquello que va más allá de su consulta y su diván.
Pues bien, es cierto. En los últimos treinta años los psicoanalistas han acudido a las instituciones, pero no han llevado a ellas ni el diván ni afán alguno de dominio, lo cual se verifica en la escasa presencia de psicoanalistas en lugares de dirección.
Han llevado algo muy distinto. En primer lugar, colaborando con los otrora jóvenes psiquiatras (muchas veces de orientación «antipsiquiátrica» que en nuestro país llevaron a cabo reformas fundamentales para la dignificación de este campo fundamental del malestar y el sufrimiento humanos). En segundo lugar, manteniendo una presencia discreta pero importante, siempre destinada a subrayar la importancia de la singularidad del sujeto, que debe ser tenida en cuenta, profundamente respetada más allá de los diagnósticos y tratamientos estándar.
Todo ello porque psicoanalistas de distinta orientación, y más específicamente los de orientación lacaniana, llevaron a cabo lo que Jacques Lacan planteó con una fórmula simple y luminosa: no retroceder. Él se refería en concreto a no retroceder ante la psicosis, pero en el mismo espíritu podemos hacerlo extensivo a todas las formas extremas del malestar humano.
Esta es la razón más profunda de la presencia de psicoanalistas, o de personas que tienen en cuenta esta orientación de modos muy diversos, en instituciones de salud mental.
En ellas los psicoanalistas nunca ha reclamado ninguna exclusividad, todo lo contrario. Siempre han colaborado del modo más abierto con equipos en los que están representada una diversidad de disciplinas: psiquiatras, neurólogos, neuropediatras, médicos, psicólogos de otras orientaciones, educadores, logopedas, foniatras, enfermeros, auxiliares, trabajadores sociales.
Como dijo en su día Éric Laurent, el psicoanálisis no es para todos, pero siempre tiene algo que aportar cuando de lo que se trata es de la escucha del sufrimiento particular de un ser humano, ser de palabra, y de los modos en que trata de encontrarle respuestas. Respuestas que hay que tener en cuenta si no queremos caer en una deriva autoritaria, por mucho que sea bienintencionada.
Enric Berenguer»
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