Extracto de la intervención prevista para el día del Foro sobre autismo y educación.
«Para Héctor, su investigación en las sesiones está en continuidad con su vida cotidiana. Esa investigación se nutre de la experimentación con sonidos y ruidos muy diversos.
Cuando lo conocí, él tenía cuatro años y todavía no hablaba. En pocas sesiones, Héctor quiso involucrarme en su actividad y empezamos a disfrutar juntos de un abanico de resonancias diferentes, hasta crear incluso pequeñas composiciones.
Héctor empezó a crear músicas con acordes disonantes, que tarde o temprano resolvía con una consonancia. Lo que él buscaba en esta primera etapa era producir una tensión sonora a la que encontrar una resolución. De hecho, los padres me pudieron informar de que en esa época, había empezado a decir sus primeras palabras completando siempre las frases del adulto.
¿No podríamos considerar que existe una relación directa entre resolver las disonancias en consonancias y completar el ruido de la lengua, presente en la demanda del adulto, con una palabra que satisfaga a ese adulto y a él mismo?»
Lilia Chenoknizhnaya es musicoterapeuta en el Institut Català de Musicoterapia, en Barcelona.
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