“Hola soy Mercè la madre de Àlex Costa, un chico autista de 14 años”. Así, año tras año, me he presentado en todas las charlas y foros a los que he asistido sobre autismo. Àlex ya tiene 14 años y lo digo con un cierto alivio y descanso, al menos hemos llegado hasta aquí, mejor que peor, más bien que mal. Me explico, no es fácil convivir con el autismo, ni aceptarlo. Durante años mi primer pensamiento al levantarme era concienciarme de que lo que estaba viviendo era real, no un sueño.
A Àlex le diagnosticaron autismo cuando tenía 4 años y medio. Para la doctora que lo diagnosticó era un autismo evidente, para todos los que le antecedieron, Àlex era una persona quizá inmadura, quizá sorda, quizá con déficit de atención, quizá…. No voy a aburriros explicando el periplo de doctores, psicólogos, psiquiatras, directores, profesores, colegios… que tuvimos que visitar nosotros y el inocente Àlex, una tortura.
Ahora, desde la distancia, creo que lo más acertado fue que tuviéramos como prioridad que Àlex, dentro de sus limitaciones, tuviera una vida lo más digna posible y sobre todo que fuera feliz. Es por esto que pasamos de que fuera el “raro” de la clase, que tuviera programas inalcanzables y que se ciñera a unas reglas incomprensibles para él. Con seis años estaba en un colegio especial, donde al menos se tendría en cuenta sus capacidades y donde encontraría a compañeros que se asemejaran a él. Ya no estaba solo. Compañeros que ha ido encontrando, además, en actividades extraescolares como musicoterapia, gimnasia, juegos y también en salidas de fines de semana y excursiones.
Creo pues, que todo lo que puedas conseguir, sea mucho o poco, de una persona con autismo, pasa por éste” tenerlo en cuenta siempre y en todo”. Es decir, a partir del conocimiento de las singularidades de cada persona autista, podremos empezar a trabajar para que éste individuo se sienta más cómodo en la sociedad en la que vive, sabiendo que quizá no será nunca la que él preferiría, y que, por tanto, no deberíamos agobiarle con excesivas imposiciones.
Somos nosotros los que debemos explorar sus mundos, de este modo los podremos acercar a los nuestros.
hola merce, es vonito tu testimonio pero , a anyelo desde los 3 años le llevamos a la escuela regular, si paso por psicologas, pero veiamos que daban un diapnostico, simplemente la tercera vez que lo veian, porque si se cansaba tiraba todo por los aires y ya estaba el diapnostico autismo severo, gracias a la escuela ordinaria la normal, le empezaron a enseñar como a los demas niños de su clase si tenia piztogramas de cada cosa ya que el no habla, pero ahora tiene 13 años se adapta a todos los sitios juega con los niños de la escuela, aunque es verdad que es un poco independiente , pero yo creo que los niños autistas tienen que estar con niños normales entre comillas, mi hijo fue un tiempo a la escuela especial y copiaba todo, los cabezazos en la parez en el suelo todo lo que veia hay en otros niños que se agredian lo hacia eh, pero lo saque rapidamente ya desde pequeño y eso se acabo, ahora escribe y hace numeros el ordenador lo mANEJA INCREIBLE Y MUCHAS MAS ACTIVIDADES COMO UN NIÑO NORMAL , SE QUE ES AUTISTA Y SU LENGUAJE LE FALTA,, PERO, CADA DIA LE VEO PROGRESANDO, MAS AUNQUE TAMBIEN VEO QUE ES UN POQUITO DIFICIL CUANDO A ENTRADO EN LA ADOLESCENCIA LOS CAMBIOS QUE TIENE PERO NO NEGATIVOS, SALUDOS