«Me pierdo por eso a veces en un fútil imaginar qué especie de persona seré para los que me ven, cómo será mi voz, qué tipo de figura dejo inscrita en la memoria involuntaria de los otros, de qué manera mis gestos, mis palabras, mi vida aparente se graban en las retinas de la interpretación ajena. Nunca conseguí verme desde fuera. No hay espejo que nos muestre a nosotros mismos como afueras, porque no hay espejo que nos saque de nosotros mismos. Se necesitaría otra alma, otra colocación del mirar y del pensar. Si yo fuera actor habitual de cine, o grabara en discos donde oír mi voz en un tono elevado, estoy seguro de que seguiría igualmente lejos de saber lo que soy del otro lado, pues, quiéralo o no, se grabe de mí lo que se grabe, sigo siempre aquí dentro, en la quinta de altos muros de mi conciencia de mí.»
Fragmento 338, del Libro del Desasosiego.