La presencia social del autismo plantea hoy una problemática a diversos niveles: Se habla del autismo para referirse casi exclusivamente a la infancia; los signos que describe el difundido TEA son ya tan amplios que hacen difícil definir sus fronteras en la infancia, pero también después de ésta; cuanto mayor debate sobre la terapéutica más exitosa, mayor invisibilidad también de aquellos casos que no mejoran como estaba previsto.
No existe entonces ni un discurso ni un método que se ocupe a día de hoy de los adolescentes y los adultos con autismo. Tampoco esos métodos reeducativos que vociferan para la infancia sus “evidencias científicas” se han ocupado de realizar un seguimiento sobre el destino de los niños tratados con sus técnicas, que corroborarían así las cifras de éxito que proclaman.
El real de la pubertad irrumpe entonces para poner a prueba la docilidad del autista educado. Suceden para algunos de ellos verdaderas crisis subjetivas, intratables para la familia y sin respuestas eficaces por parte de la administración. Aquellos autistas que no han encontrado la estabilidad que permite habitar el mundo son considerados así casos graves, irrecuperables y segregados en instituciones más o menos coercitivas, sometidos a una única respuesta institucional: la contención física y medicamentosa. Con la adolescencia y la edad adulta se terminó entonces con la pregunta por el autismo.
Pero, ¿Qué destinos toma aquel autismo que fue diagnosticado en la primera infancia? Son conocidos aquellos casos que respondieron bien a las propuestas terapéuticas ofrecidas. Y son conocidos también aquellos que encontraron, por sus propios medios, un modo de inscribir su síntoma en el vínculo social. Sin embargo, ¿Dónde se encuentran los autistas para los que la estabilidad que necesitan cuestiona todo tipo de modelo asistencial existente? Ese autismo, aquel que es resistente a cualquier abordaje terapéutico o reeducativo es, de hecho, la respuesta a la pregunta “¿Qué es el autismo?” Y es la excepcionalidad de cada uno de estos casos la única aproximación posible que los psicoanalistas tomamos seriamente.
Una prueba de ello son las diversas instituciones creadas en las últimas décadas por psicoanalistas de orientación lacaniana, que demuestran cada vez que la institución puede convertirse para el adulto con autismo en un otro permeable a su síntoma. El valor de invención de estas instituciones merece en estos momentos elaborarse y transmitirse a la luz tanto de las guías de “buenas prácticas”, como de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre las “medidas integrales basadas en la persona”, y la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad.
Nos encontramos ante una cuestión fundamentalmente política a la que la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis responde con la organización de este nuevo Foro internacional, que lleva por título “Después de la infancia. Autismo y política” y que tendrá lugar en Barcelona, el 7 de abril de 2018.
Bajo los auspicios de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, convocamos a los políticos concernidos por el tema y a la ciudadanía en general a este foro de debate, que contará con la presencia internacional de psicoanalistas de orientación lacaniana, de asociaciones de padres de personas con autismo, de profesionales diversos que sostienen su práctica e investigación a partir de la pregunta por el autismo más allá de la infancia, y de sujetos que dan testimonio a su modo del real al que se encuentran confrontados.
Comité asesor:
Miquel Bassols (AMP), Domenico Cosenza (EFP), Flory Kruger (FAPOL), Enric Berenguer (ELP)
Comité científico:
Agnès Aflalo, Lizbeth Ahumada, Christiane Alberti, François Ansermet, Luisa Aragón, Paola Bolgiani, Vilma Coccoz, Mariana Alba de Luna, Bruno D’Halleux, Antonio Di Ciaccia, Elizabeth Escayola, Dominique Hovoet, Éric Laurent, Jean-Claude Maleval, Marita Manzotti, Nicola Purgato, Jean-Robert Rabanel, Jean-Pierre Rouillon, Jesús Sebastián, Bernard Seynhaeve, Alexander Stevens, Silvia Elena Tendlarz, Yves Vanderveken, Gracia Viscasillas.
Comisión de organización:
Soledad Bertrán, Lucía D’Angelo, Eduard Fernández, Erick González, Marta Gutiérrez, Marta Maside, Regina Menéndez, Jorge Sosa.
Neus Carbonell, Iván Ruiz (directores)