Invenire es precedente de “inventor” en latín. Del verbo venire (venio, -is) equivale al español venir, pero los autores clásicos le habían dado una amplia gama de significados, tales como avanzar, atacar, nacer (el sol o un astro) o resultar (en el sentido de ser producto de una operación aritmética).

Hay varios aspectos en el tratamiento del autismo que se encuentran en plena discusión, sobre todo cuando nos referimos al acompañamiento en la edad adulta o post puberal. Una experiencia laboral, nos va a permitir adentrarnos en las soluciones defensivas que ha ido encontrando uno de los trabajadores más veteranos de una empresa de economía social.

Este trabajador participa de lo laboral y también de los dispositivos de ocio que se le ofrecen desde la fundación que promueve la empresa. Estas conexiones nos dejan estar a su lado en los circuitos metonímicos en los que él mismo se ha ido apoyando a lo largo del tiempo.

Para el relato de este caso me sirvo de un recorrido por el lugar y el uso del objeto así como de la vigencia de tres exigencias que recoge Eric Laurent[ii] a partir de las elaboraciones clínicas de Lacan: La creencia en el síntoma, remitir el síntoma no al sentido, más bien a lo no interpretable y que la presencia del profesional se establezca en un entre lalangue y la lengua social.

La Voz

Hay algo evidente en su presentación. Recuerdo el día que nos conocimos hace ya un poco más de una década. Muestra un interés especial, bovarista, por tu presencia y te saluda afablemente. Y, acto seguido, va a otra cosa. Parecería que uno deja de existir para él. Desaparece. El trabajador habla y en ocasiones mucho, ofreciéndonos en su ser parlanchín algunos aportes sobre la banalidad de la vida y de la alegre sorpresa de ver.

J.C.Maleval en su libro El autista y su voz[iii] destaca que la voz del autista, al no estar ligada al campo del Otro, queda como un objeto sonoro invasor, y el sujeto autista es efecto de la defensa de esa voz, de la propia y de la del Otro. Su defensa a menudo pasa por el mutismo o por el parloteo. Este sujeto—trabajador ha ido haciendo todo un tratamiento alrededor de este objeto.

Las conversaciones con él parecen interrumpidas por algo que no se sitúa ni en el exterior ni en el interior, de la misma manera que las tareas que lleva a cabo en su equipo de trabajo se concretan en un hacer intermitente.

La primera de las tres exigencias que nos brinda E.Laurent, es dar crédito al síntoma. Confiar en su manera de funcionar siguiendo esta lógica de interrupción, permitió encontrar un primer apoyo para el acompañamiento, una primera organización que daba cuenta de un funcionamiento.

Todo empezó cuando en la primera infancia su madre, debido a un accidente, desapareció. Hubo regresión al estadio del espejo y la no elaboración de la muerte de este ser. Durante años los trastornos corporales, los manierismos, las crisis de pánico y rabia… encubrían la periódica aparición, la presencia fugaz fuera del campo perceptivo, de la voz materna y de otros seres desaparecidos. Con el tiempo, y la colaboración de un analista, se inauguró una conversación con ellas. Este diálogo privado sobre los fenómenos meteóricos que desgarraban la realidad, se inició con la incorporación a la empresa.

Se ofrece de manera discreta a los trabajadores y a sus familiares, un espacio para tratar algunas cuestiones fuera de lo laboral. Este dispositivo se presenta bajo el formato de lugar alfa y está reconocido por los programas integrales de Benestar i Salut Mental de la Generalitat de Catalunya como Serveis d’atenció i orientació a famílies  especialitzat (SAFE). A día de hoy, más de veinte años después, la conversación prosigue. En su momento facilitó que la presencia discontinua de la voz materna y de otras voces poco reconocibles pero indiscutiblemente familiares, se abrocharan a los bordes del cuerpo lacerado para acompañar, vigilar y cuidar en la infinitización de la vida.  

La segunda  de las exigencias, trataría sobre cómo algo de la vida se estabiliza a partir del biombo que sutura las voces. Es una relación con lalengua y los otros del relevo transferencial que genera un sentimiento discreto de la vida. Este pasaje entre lo real y lo simbólico calma sin el apoyo de la función paterna. Si bien esto parece mucho más complejo, es algo que se evidencia en el uso que este sujeto hace del lenguaje.

Siguiendo a J.A.Miller en “Jacques Lacan y la voz”[iv] vemos emerger el uso de soporte del lenguaje, de lo que se dice, lo que se canta, de lo que se escucha… como una manera de hacer callar a “aquello que merece llamarse la voz como objeto a”[v], un uso del lenguaje que permite regular cierta excitación intolerable que invade y facilita el enganche con otros.

En el dispositivo de ocio además de su parloteo afable inventa lenguas, que en el tiempo se han ido transformando así como también el uso de las mismas. Una lengua ininteligible y rítmica –con valor fático- marca el inicio de conversaciones con aquellos que lo siguen por su sonoridad y escenifican a modo de conversación lograda.

En algunas ocasiones fue necesaria la presencia de los acompañantes del espacio del club social para frenar cierto in crescendo en el que el desborde de la angustia se hacía visible. Con el tiempo, esta lengua ha dejado paso a un lenguaje de máquina, que hace aparecer al Otro en una distancia más tolerable.

En la transferencia

La tercera y última de las exigencias apunta a la transferencia, en tanto que, la presencia del profesional se establezca en un entre lalengua y la lengua social. En este sentido nuestra posición discretamente erotómana[vi] en la transferencia se ha servido de la literalidad, en la que se pueden situar tres elementos: los fenómenos, el que habla y el testigo – secretario.

Por ejemplo, ante su necesidad de situarse en el tiempo, uno se encuentra contabilizando todos los eventos pasados y futuros, ya sean cumpleaños, actividades de ocio, acontecimientos de vida y de muerte que orientan su hablar. La cuenta se produce en una memoria cifrada y exacta de fechas y eventos.

En otras ocasiones, aunque cada vez con menor frecuencia, se coloca algún objeto que le quepa en el hueco de la oreja, a modo de auricular. No parece que lo use para conectarse, ni para hablar con nadie al otro lado de éste. Simplemente lo lleva y lo toca de vez en cuando apretándolo hacia el oído. Se ve bien como ese elemento no es un medio hacia su semejante, ni hacia sus compañeros de trabajo, sino un complemento que lo homeostatiza, lo ensalza, a modo de escabel y al mismo tiempo se produce como barrera que lo protege.

Habría elementos más precisos y preciosos, cabe decir, que darían cuenta del trabajo que ha hecho este sujeto en su tratamiento del vínculo social, que no se van a explicitar pero que nos llevan a interrogar la función de las presencias alucinadas y lo imaginado en el autismo.

Nos apoyamos en una aproximación a partir de la indicación de J.C.Maleval, para ver qué función y estatuto tiene esta presencia fugaz de la madre de la que se habla en párrafos anteriores y de sus sustitutos : “en estos compañeros imaginarios encontramos las funciones principales de los objetos autísticos complejos: protegen de la angustia, permiten investir el mundo por derivación, contribuyen a una integración de los afectos y a una animación del sujeto, todo ello a través de un tratamiento imaginario de la pérdida”[vii] En este sujeto – trabajador, funciona para explicarse y explicar a los demás sus estados de ánimo, hablar de sus intereses y preocupaciones en la vida, en el trabajo, el porvenir de su familia…al fin y al cabo hacer lazo.

Del “tratamiento imaginario de la pérdida”, se dice que permitiría hacer un “como si” en el dominio de la pérdida que tiene lugar en lo simbólico, dando a estos objetos complejos la característica de sustractores de goce que drenan en una regulación pulsional.

De esta manera, leyéndolo a partir de esta indicación y de testimonios como el de Dona Williams, podemos decir que se trataría de una salida al repliegue sobre sí mismo. Donde estos entes imaginados – alucinados sirven para animar su funcionamiento y remediar el sentimiento que experimenta el sujeto autista de carecer de energía.

Vemos como conviven a la vez diferentes tratamientos para el objeto con la diferencia que implican los usos. Así como el objeto en la oreja es claramente aislador, produciendo un semblante mucho más serio y plano, por otro lado lo alucinado, en su uso de objeto voz, no causa perplejidad ni sorpresa y permite cierto lazo.

Para concluir, trabajo y trabajo se anudan para hacer existir un lugar.

El trabajo en lo laboral y el trabajo de una elaboración sobre el cuerpo y, por qué no, la elaboración de un saber sobre el mundo, producen circuitos y escenarios.

 

[i] Precedente de “inventor” en latín. Del verbo venire (venio, -is) equivale al español venir, pero los autores clásicos le habían dado una amplia gama de significados, tales como avanzar, atacar, nacer (el sol o un astro) o resultar (en el sentido de ser producto de una operación aritmética).

[ii] Laurent, Eric (2013) Estabilizaciones en las psicosis. Ediciones Manantial

[iii] Maleval, Jean-Claude (2011) El autista y su vozEditorial Gredos

[iv] Miller, Jacques-Alain: Jacques Lacan y la voz, en Revista Freudiana núm. 21

[v] Ibíd. p.17

[vi] Laurent, Eric (2013) Estabilizaciones en las psicosis. Ediciones Manantial. p.15

[vii] Op.cit. p.141