minerva-neptune-halleDECLARACIÓN EN RESPUESTA A LA CAMPAÑA DE LA ASSOCIACIÓ APRENEM.” PRÁCTICAS OBSOLETAS EN  LA ATENCIÓN PÚBLICA DEL AUTISMO EN CATALUÑA.” EN CHANGE.ORG.

Me sumo a las declaraciones del llamado Manifiesto de Minerva, coincidiendo plenamente con sus autores.

No pertenezco a la comunidad de Cataluña, pertenezco a una comunidad mayor: la de padres preocupados por el recorrido de hijos autistas.

Cuando leí las declaraciones de la asociación Aprenem en referencia a la atención pública del autismo, me quedé sobrecogida.

La verdad es que no imaginaba tendencias tan radicales y posturas tan negadas al debate, máxime cuando asistimos cada día al ensalzamiento de la pluralidad y la diferencia. Elementos, éstos últimos, que yo siempre he valorado al alza. Y aún me sorprendió más que vinieran desde Cataluña. Me preguntaba cómo podía ser si Cataluña es vanguardia, es mezcla, es identidad, es respeto a manifestar cada opinión con pleno derecho.

¿Con qué fuerza un padre puede imponer a otro, la manera de acompañar a su hijo?

¿La fuerza moral?  Imposible. La moralidad de cada ser humano es subjetiva a su entorno, a su cultura, a su contexto, sus circunstancias religiosas y a su andadura vital.

Desde Aristóteles hasta nuestros días, se muestra un glosario de razonamientos  y nunca se le ha ocurrido a nadie dejar la cátedra de filosofía reducida a un pensamiento único.  Al revés, se intenta formar a las nuevas generaciones en la diversidad de pensamiento para alcanzar la formación de criterio.

¿La fuerza científica?  Imposible.  No existe en la actualidad ningún estudio que avale sin fisuras la génesis del autismo.

Las industrias farmacéuticas estarían enfervorecidas, sacando sus calculadoras (más de lo que ya están) habiendo encontrado el “Eureka del autismo”. Con la progresión con que están apareciendo los diagnósticos de autismo en la actualidad, el campo quedaría perfectamente abonado para la recogida de mútiples fármacos milagrosos.

La forma de entender el autismo es tan diferente según la  enfoquemos  desde el psicoanálisis o el conductivismo,  que no da lugar ni a la comparación. Esa sería una de las razones por las que deberían de coexistir.

Es incluso posible que durante su camino, la persona autista necesite de ambas; y las familias y las instituciones estamos obligados a facilitarles todas aquellas herramientas que les permitan sostenerse en el mundo.  (Léanse los argumentos de autistas  que han dado testimonios reveladores sobre el tema: Donna Williams,  Josef Schovanec, Temple Grandin).

Lo que el psicoanálisis aporta al tratamiento del autismo es la convicción de que detrás de la persona autista hay un SUJETO, un SER HUMANO CON IDENTIDAD PROPIA. No digan que son prácticas obsoletas ¿Cómo va a estar obsoleta la DIGNIDAD humana?  No me obliguen a adiestrar a mi hijo con la excusa de la incorporación social,  déjenlo que forme parte de la sociedad como miembro de pleno derecho, porque de hecho, LO ES.

Déjenme que les cuente….;  hace unos años vi por televisión un reportaje que hablaba y alababa los beneficios de reeducar a un niño autista. El niño asistía a unas sesiones de musicoterapia (eso decía la voz en off, así que lo creí). Una terapeuta  (volví a creer a la voz en off) punteaba unos sonidos en una guitarra una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez… al final, el niño emitió algunos sonidos y la terapeuta muy complacida y sonriente lo felicitó con un azucarillo.

Todavía me invade la misma pena y la misma lágrima al recordarlo,  que el día en que lo ví por primera vez.

Todos los padres tenemos derecho a elegir.

Los padres del “niño de la guitarra” optaron por lo que consideraron que era lo mejor para su hijo, con la autoridad que da el amor incondicional de un padre por su hijo. Por eso, yo también quiero tener el mismo derecho: LA OPCIÓN DE ELEGIR, porque a mí también me legitima la misma autoridad.

Fmdo.  Una mamá.

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